Expulsadas de sus territorios por la violencia o alejadas de sus hogares por el abandono de sus parejas, las mujeres campesinas de Manzanares, una pequeña población distante a unos 170 kilómetros al nor-occidente de Bogotá, ven crecer sus microempresas productivas generando bienestar y mejorando la calidad de vida en su entorno familiar.
La historia comenzó hace 5 años, según narra el padre Fidel Antonio Gómez, de la Pastoral Social de la Parroquia de San Antonio de Padua, Diócesis de La Dorada.
Para esa época, explica el sacerdote, la Fundación Populorum Progressio financió un proyecto productivo de la Asociación de Mujeres de Manzanares para comprar máquinas de coser, telas, muebles e insumos, lo cual permitió la generación inmediata de ingresos.
Esta exitosa experiencia motivó la presentación ante el Consejo Directivo de la Fundación Populorum Progressio que deliberó hace 2 años en Arequipa, Perú, de un segundo proyecto de la Asociación Femenina para el Desarrollo Agroindustrial del Alto Oriente de Caldas (AFEDESAO) cuyo objeto principal está orientado a la siembra de un pequeño cultivo de fresas.
“Gracias a ese apoyo se empezó a implementar la producción de fresas en Manzanares. Inicialmente tuvimos algunos problemas pero logramos salir adelante y ahora nos encontramos enfrentados al “Cambio Climático”, por lo que hemos decidido ir por etapas. Ya nos encontramos en producción de un pequeño lote y tenemos plántulas listas para iniciar una segunda fase”, señaló el padre Gómez.
A la producción de fresas que alcanza los 30 kilogramos semanales se suma la venta de pulpa de esta fruta en un punto permanente de venta permanente de AFEDESAO y la comercialización de fresas con chocolate, haciendo de estas experiencias productivas ejemplo de trabajo y ayuda en equipo.
