Los jóvenes indígenas del Amazonas: Del olvido a la esperanza

El Amazonas es el pulmón del mundo y su río es la arteria que hace vivir a decenas de poblaciones ribereñas. Estas aguas lo proveen todo. Son la fuente de alimentos, traen y llevan lo que recogen a su paso, dan la vida, y además son la ruta  que comunican todo.

Cada mañana decenas de niños indígenas de las etnias Cocama,  Ticuna y Yaguas, recorren en canoa las aguas del Amazonas para llegar a la población de Puerto Nariño, a donde acuden diariamente para estudiar en el Internado San Francisco del vicariato de Leticia, Colombia.

Esta institución educativa tiene una larga historia en esa apartada región del planeta. Hace más de 20 años comenzó a albergar a los niños y niñas indígenas, los mismos que en aquella época eran muy tímidos y callados.“Ellos veían a la gente y ahí mismo se escondían, al parecer pensaban que éramos más que ellos”, explica Sor Edelmira Pinto, una hermana perteneciente a la comunidad Vicentina, que llegó a esta región a trabajar por los más pobres.

Rápidamente los jóvenes comenzaron a estudiar el castellano y a aprender más sobre el mundo que les rodeaba. Ya no era sólo el Amazonas y su gente. Ahora recorrían en los libros de texto la cultura universal y sus fronteras se fueron expandiendo.Pero fue la necesidad de darles un futuro más seguro y próspero la que hizo que  Sor Edelmira y Sor Nubia Estela Torres, rectora del Internado, presentarán a la Fundación Populorum Progressio un proyecto  que buscaba crear una fuente de trabajo para estos estudiantes.

Es así como hace dos años lograron los recursos para construir una cabaña en la que se pudieran alojar viajeros provenientes del interior del país y en  donde pudieran disfrutar de una aventura de acercamiento al Amazonas, sus tradiciones, sus culturas y su forma de vida, en contacto con la naturaleza.La cabaña se hizo realidad y los jóvenes fueron preparados para recibir y atender a miles de muchachos y muchachas, llegados de todas las poblaciones y ciudades, para enseñarles todo sobre los mitos y leyendas del amazonas, cómo convivir amigablemente con el entorno, en un ecoturismo en el que todos ganan.

Inmediatamente se hicieron convenios con colegios de Bogotá para llevar estudiantes de la capital y para que los jóvenes indígenas pudieran viajar en intercambio a la capital.

El resultado no puede ser mejor. Los indígenas se capacitan para una naciente empresa turística que les abre las puertas a un nuevo mundo de posibilidades como gerentes y promotores de su propio destino,  mostrando la belleza de sus culturas y del Amazonas.Y detrás de la empresa ecoturística que se desarrolla en esta cabaña, en donde se han recibido más de 2000 estudiantes del interior del país, quienes aprendieron a amar y a respetar aún más al Amazonas, está la mano tendida de la Fundación Populorum Progressio, un gesto de amor de Cristo que no tiene fronteras.

Para más información:
www.populorumprogressio.org
secretaria@populorumprogressio.org

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