En febrero del año 2011, la Diócesis de San Carlos de Bariloche presentó el proyecto 0064 AR/11 a la Fundación Populorum Progressio con el fin de obtener recursos para el equipamiento de los talleres de herrería, mecánica y electricidad del Hogarcito Franciscano, localidad de El Bolsón, ubicada en la región patagónica de la provincia de Río Negro Argentina. Lugar que ha sido afectado por los prolongados inviernos, los cuales no permiten tener fuentes permanentes de trabajo.
En el mes de julio del mismo año, en la ciudad de Belém do Pará, Brasil, el Consejo de Administración de la Fundación aprobó la iniciativa por un monto de US$10.000 para apoyar la capacitación de los jóvenes de la zona en oficios que les permitió asegurar su desempeño laboral, con la adquisición de equipos, herramientas e insumos para el aprendizaje en herrería, mecánica y electricidad.
Gracias a la financiación de la Populorum Progressio y otras entidades, se logró comprar una dobladora de caño, diferentes amoladoras, soldadoras, equipo completo de soldadura autógena, sierra, crique, llaves, bigornia, compresor, hierro de diferentes calibres y formas, chapas, discos, guantes, máscaras foto cromáticas, delantales y electrodos.
El proyecto presentado por el Secretario Canciller del Obispado de San Carlos de Bariloche, Diácono Hugo Urquiola, contribuyó a la capacitación de los jóvenes entre los 14 y 18 años, brindándoles un futuro mejor alejado de problemáticas como vicios del alcohol, drogadicción y violencia. Iniciativa que a su vez contó con la bendición de Monseñor Fernando Carlos Maletti, quien se desempeñaba como obispo de la diócesis en ese entonces.
“Los jóvenes, especialmente de familias aborígenes, tienen un futuro incierto por cuanto están destinados a estar desocupados permanente, cayendo en los vicios y la violencia, incluso terminan habitando los barrios marginales o las cárceles-comenta Hugo Urquiola-, por esta razón se considera importante orientarlos a oficios con rápida salida laboral, con sueldos dignos e incorpóralos a la sociedad conociendo perfectamente sus derechos como también sus obligaciones”.
Un total de 52 jóvenes y sus familias (150 personas aproximadamente) de bajos recursos, fueron beneficiados. La mayoría de ellos pertenecientes a la etnia mapuche, quienes recibieron capacitación laboral, promoción humana- social y formación cristiana.
“Nuestro más profundo agradecimiento por la ayuda recibida, por cuánto, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo y con la ayuda de ustedes pudimos educar a un grupo de jóvenes de comunidades de extrema pobreza. Debemos destacar la colaboración recibida de padres, personas de buena voluntad y diversas empresas que solidariamente colaboran para continuar con este bello servicio de educación y formación laboral”, afirma el Diácono Hugo Urquiola.
El impacto ha sido altamente positivo, no solamente entre los alumnos y sus familias, sino entre toda la comunidad. Gracias a las capacitaciones y la compra de los elementos, se lograron realizar diversos trabajos comunitarios como una escalera anti-incendio para el Jardín de Infantes San José, «la cual fue muy elogiada por las autoridades educativas» y la construcción de la plaza de juegos infantiles del Hogarcito Franciscano, diseñado entre los alumnos y los maestros.
“Los logros se reflejan en la cara de las familias de los jóvenes y en la alegría de estos, imaginando un futuro mejor para sus vidas; se sienten capaces de afrontar una responsabilidad laboral y piensan en formar hogares capaces de sostener con el esfuerzo propio, sin depender de terceros”, puntualizó Hugo Urquiola.