Comercio artesanal en 4 asentamientos de Quindío, Colombia

“Los indígenas Embera Chamí del Quindío, son una comunidad, en su mayoría bautizados, que hasta hace poco eran ignorados por las entidades gubernamentales y sociales.

El proyecto que presentamos a continuación hace parte del Plan Diocesano de Pastoral, en cuanto busca reafirmar las características culturales de la comunidad, el progreso integral y el sentido de pertenencia”, palabras de Monseñor Roberto López Londoño, Obispo de Armenia, 1987-2003.

El 1 de noviembre de 1998 se pone en marcha el proyecto 0109 Colombia 98, con el fin de rescatar los valores de la artesanía y la cultura del indígena Embera Chamí para el mejoramiento de su nivel de vida, pues muchos de ellos son jornaleros y artesanos que viven en una lucha diaria por el desarraigo de su cultura y el constante menosprecio por parte de la comunidad urbana, quienes buscan imponer su estilo de vida.

Para su desarrollo, fue de vital importancia contar con la participación de las comunidades lideradas por David González, (Gobernador del cabildo indígena en 1998), las cuales se encargaron de gastos externos como el transporte y la alimentación durante las jornadas educativas. Así mismo, fueron los encargados de capacitar a los demás miembros de la comunidad, quienes con sus técnicas enseñaron en los talleres el amor, trabajo y dedicación por su cultura.

El proyecto no se habría desarrollado sin el aval de Monseñor Roberto López Londoño, Obispo de Armenia (actualmente Emérito de la Diócesis de Jericó) y el apoyo del Secretariado de la Pastoral Social de la Diócesis de Armenia, quienes, a través del Presbítero Mauricio Cambas Zuluaga, Director Diocesano de la época, presentaron la iniciativa a la Fundación Populorum Progressio. Ellos, mediante el programa de ‘Pastoral Rural’ desde principios del año 1996 trabajaron en acompañamiento a la comunidad indígena Embera Chamí con asesoría y asistencia social, “todo el trabajo de la Pastoral Social se hace para servir al estilo de Jesucristo, poniendo signos concretos del compartir cristiano en los diversos ámbitos sociales que requieran de un cambio y compromiso”, afirmó en aquel entonces Pbro. Mauricio Cambas.

Gracias a la ayuda del Santo Padre, a través de la Fundación Populorum Progressio, se financió la creación de un Fondo Rotatorio que permitiera la compra de materiales para la realización de talleres y microempresas familiares de los indígenas Embera Chamí, implementando nuevas alternativas productivas, encaminadas a mejorar la calidad de vida. En los talleres se desarrollaron técnicas en elaboración de tejidos en chaquiras, cerámica en barro, tejidos y cestería.

El proyecto se realizó en cuatro etapas. La primera de ellas trabajó con los indígenas del ‘Cabildo Mayor’, quienes con sus habilidades y grandes conocimientos fueron los encargados de enseñar a las demás generaciones el trabajo para la realización de artesanías tradicionales de la cultura Embera Chamí. La segunda etapa consistió realizar varios talleres que integraran a más comunidad y se realizaran en un mayor volumen los productos. Finalmente, las dos últimas etapas promovieron la ‘Gestión Empresarial’, donde no solo se buscaron comercializar las artesanías, sino ser redes de apoyo y mercadeo con el fin de que los indígenas formaran empresas familiares para la producción de tejidos, cerámicas, chaquiras, entre otras, beneficiando directamente a más de 360 personas de la comunidad.

“Estas poblaciones lucharon por mantener sus valores y tradición cultural, logrando conformar algunas microempresas familiares con el fin de generar recursos adicionales. Esto no hubiese sido posible sin el apoyo de la Fundación Populorum Progressio y el acompañamiento de la Pastoral Social”, indicó Pbro. Mauricio Cambas.

Sin embargo, el desarrollo de esta iniciativa no fue nada fácil. La tarde del lunes 25 de enero de 1999, un terremoto azotó los departamentos de Quindío y Risaralda en el Eje Cafetero Colombiano, situación que obligó a postergar el proyecto durante tres meses ya que se presentaron una serie de dificultades con la compra de la materia prima y el transporte para la comercialización de los productos. A pesar de esto, el trabajo continuo buscando el bienestar de la comunidad y la conservación de su cultura.

“La comunidad indígena ha recibido de excelente manera el apoyo de su Santidad Juan Pablo II y estamos muy agradecidos con la Fundación por la oportunidad que le ha dado a la Pastoral Social Diocesana de brindar un mejor apoyo a los indígenas y a la comunidad de rescatar la cultura artesanal. Ruego a Dios Nuestro Padre, los bendiga siempre y les anime en su labor”, palabras de la señora Isabel Cristina del Toro, Directora Diocesana de la Pastoral Social, el 1 de septiembre de 1999.

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